Law, Economics, and Technology, with just a dash of Arts and Environmentalism. Un Chien Andalou.
He podido ver de primera mano el éxito de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) en Honduras. Empezaron a construirse en 2020, durante la cúspide de la pandemia, y fueron creciendo a partir de 2021. Estas zonas, esencialmente municipios autónomos del Estado hondureño, cuentan con autonomía regulatoria. El diseño legal de este régimen especial busca replicar las dinámicas exitosas que fueron aplicadas en países como Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, e incluso China continental, acelerando su crecimiento. Éstas han servido como un refugio de seguridad jurídica, pudiendo implementar prácticas innovadoras que han impulsado inversiones frescas y crecimiento económico.
Las ZEDE lograron funcionar, contra pronósticos y contra la oposición política constante del gobierno de Xiomara Castro que inició con el 2022. Las ZEDE lograron crecer y ser exitosas. Se han establecido alrededor de 260 empresas, generando más de 10,000 empleos directos e indirectos entre Próspera ZEDE, Morazán ZEDE, y Orquídea ZEDE. El gobierno central les puso tantos obstáculos como pudo, desde afectar el acceso de las empresas constituidas dentro de las ZEDE al sistema financiero ordinario, hasta rechazar la autonomía aduanera de estas zonas. El gobierno incumplió sus obligaciones legales y contractuales, desconociendo los derechos adquiridos de los inversionistas y de los residentes. Éstos están protegidos por 50 años a través de convenios internacionales, incluyendo el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica, y la República Dominicana (CAFTA-DR).
Aún con las dificultades que hubo desde el inicio, las zonas se han convertido en regiones con inversión extranjera fresca donde hondureños pueden iniciar empresas emergentes o startups, permitiendo la aplicación de normas de calidad mundial. En Próspera ZEDE, por ejemplo, las normas comerciales están inspiradas en el Código de Comercio Uniforme (Uniform Commercial Code), desarrollado por el Instituto Americano del Derecho (American Law Institute) sobre la base de la jurisprudencia estadounidense. Esto ha permitido colocar capital de fondos de inversión de riesgo de Estados Unidos en proyectos basados en Honduras, algo que nunca había pasado antes en la historia del país. Próspera ha sido utilizado como un lugar para iniciar empresas de alcance global, o como un lugar donde experimentar con prototipos de productos. Las nuevas zonas probaron ser atractivas para la inversión, generando la visita de líderes de opinión mundial como Balaji Srinivasan, Brian Armstrong, y Naval Ravikant.
Según un estudio liderado por los profesores Daniel Fernández Méndez y Olav Dirkmaat de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, proyecciones conservadoras sobre el éxito de estas zonas sostienen que se podría multiplicar el ingreso per cápita de los hondureños, mejorando la calidad de vida de todos. El ingreso per cápita anual de Honduras en 2023 se calculó en poco más de US $3,200, volviéndolo uno de los países más pobres del continente. El estudio proyecta que esto podría incrementar en las próximas décadas, sólo tomando en cuenta el nuevo efecto de las ZEDE, hasta alcanzar entre US $7,000 y US $22,000. Como contexto, el promedio del ingreso anual de los ciudadanos de Bolivia es US $3,700, de Chile es US $17,000, y de Estados Unidos es US $82,000, según los datos oficiales de cada uno de esos países para el año 2023. En Honduras sabemos que el país es pobre, pero quizás no todos dimensionan realmente cuán pobre es.
A pesar de la oportunidad que estas zonas representan para cambiar el país, ahora se encuentran amenazadas por una sentencia de la Corte Suprema de Justicia que busca expropiarlas. La Corte pretende declararlas inconstitucionales de manera retroactiva, de origen. Esto es un absurdo legal, en contra de los más básicos principios del Derecho. Nunca en la historia de Honduras se ha declarado una inconstitucionalidad con retroactividad, las normas constitucionales explícitamente lo prohíben.
Mucho se puede escribir sobre el trasfondo legal, pero la realidad es que un líder que quisiese la prosperidad para su gente trataría de encontrar una solución que le permitiera a los empresarios quedarse en el país, entre las diferencias de opinión que puedan existir. Esto es especialmente cierto después de ver cómo el régimen ZEDE ha sido exitoso en atraer inversión extranjera directa, capital fresco que tanto se necesita en Honduras. Pero no, el gobierno nunca mostró ninguna intención de dialogar con los inversionistas.
Y es que al final ésa es la agenda del presente gobierno, cercano a los sátrapas que gobiernan en Cuba y Venezuela. En Honduras se perdieron más de 50,000 mil empleos en la industria de manufactura ligera sólo en el último año, dentro de otro régimen especial en el país, las Zonas Libres. Los sectores de palma africana, banano, okra, caña de azúcar, y demás productos tienen que lidiar con el hostigamiento sostenido de invasiones ilegales, causando afectaciones millonarias. En general, el país no está bien, y eso es justo lo que quiere este gobierno. Cada empleo que se pierde es celebrado en Casa Presidencial. Cada empleo que se pierde los acerca más a esclavizar al pueblo hondureño.
Cuando la ley de las ZEDE fue inicialmente aprobada algunos decían que el modelo no iba a funcionar. Éste es un argumento que ya no utilizan los que se oponen ideológicamente a ellas, por no ser viable. Las ZEDE funcionaron, aún bajo el asedio continuo de un gobierno malintencionado e irresponsable. Mientras empleos se continúan perdiendo en el resto del país, las ZEDE sólo han crecido. Se generaron empresas de sectores tan diversos como la agroindustria, servicios financieros, o tratamientos médicos, construidas sobre la estabilidad con la que legalmente se cuenta.
El próximo gobierno de Honduras tendrá que lidiar con los actos de estos últimos años, y las crecientes demandas internacionales interpuestas contra el país. Tras la inevitable salida del partido político en el poder, confío en que el sentido común prevalecerá y las inversiones se protegerán, encontrando una solución que nos permita a todos seguir construyendo un mejor futuro para Honduras.