Gustavo Moreno | El Sol de Hermosillo
“No comparto la tesis del asesino solitario», comentó el gobernador Alfonso Durazo sobre la reapertura del caso del asesinato del excandidato a presidente de México, Luis Donaldo Colosio, dado a conocer por la Fiscalía General de la República (FGR) el sábado 9 de julio pasado.
Durante conferencia de prensa, el mandatario estatal manifestó estar de acuerdo con la reapertura del caso, anunciado por la FGR, misma que integrará a un equipo especial de investigación para dar seguimiento a los procedimientos penales sobre el magnicidio del excandidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), registrado en marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana.
“Ustedes saben que nunca he tenido elementos, ni objetivos ni subjetivos, para compartir la tesis del asesino solitario, consecuentemente, no obstante la complejidad que implica el hecho de que la FGR tome la decisión de reabrir el caso, se obedecerá seguramente a que comparten algunos elementos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos respecto a lo inaceptable de las conclusiones del asesino solitario”, mencionó.
En ese sentido, señaló que estará al pendiente de las conclusiones emanadas de las investigaciones de la FGR, misma que retomará el caso luego del trámite de un amparo promovido por Mario Aburto Martínez, quien es el único detenido por el homicidio de Colosio, quien recibió varios disparos a quemarropa mientras caminaba entre la multitud durante un mitin político.
«Comparto la conveniencia de despejar dudas respecto a un asesinato que representó un parteaguas en nuestro país, y no para bien“, puntualizó el mandatario sonorense.
Como antecedentes para la reapertura del caso, consta la solicitud que realizó la Comisión Nacional de Derechos Humanos en octubre del año pasado a la FGR para reabrir el caso Colosio, debido a que Mario Aburto, como asesino confeso del político, fue torturado por agentes de la entonces Procuraduría General de la República (PGR al ser detenido en Lomas Taurinas.
El asesinato del excandidato presidencial, registrado hace casi tres décadas, es considero como el segundo magnicidio en la historia moderna de México, después del homicidio del general Álvaro Obregón, registrado en junio de 1928.