Cuenta Efje Spreutels que sus padres le inculcaron la fe católica desde pequeña y que al cumplir 10 años ya sentía la inquietud por hacerse monja. Una vez que se hizo adulta, intentó entrar en un monasterio de Amberes, en Bélgica, pero no lo consiguió. ¿La razón? Efje Spreutels es una mujer trans y sus anhelos topan con la Iglesia católica. Si quiere entrar a formar parte de la institución, Spreutels tendría que “seguir siendo hombre” y convertirse, por tanto, en sacerdote.
A pesar de todo, Spreutel, que tiene 46 años y hace dos que vive como mujer, no renuncia a vivir la fe y está dispuesta a luchar por romper los muros que hoy le impiden hacerse monja. “Seguiré orando mucho por la gente, encenderé velas en los altares de mi casa. Esa es mi manera de mostrar mi devoción”, afirmó Spreutels, que afirma que acude regularmente a dos iglesias locales a ayudar.
Desde que se operó, Eefje ya se ha puesto en contacto con una media docena de conventos, pero en todos ellos ha obtenido, hasta ahora, una respuesta negativa. También contactó con algún obispo de la Iglesia Católica con el fin último de reunirse con el Papa Francisco en el Vaticano. “Estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias para conseguir un encuentro con el Santo Padre, haré lo que sea necesario”, asegura Spreutels. “No he tenido el apoyo de mi familia. Mi madre me dice que si continúo con estos planes de ser monja, ella no va a visitarme en el monasterio”, concluye.
Fuente: Religión Digital