La Derecha Diario
Biden intentó venderle la mejor tecnología antimisiles a nivel global desarrollada por Israel al gobierno ucraniano, pero Bennett sorprendió rechazando la petición estadounidense.
El gobierno de Naftali Bennett y Yair Lapid sorprendió frenando el intento militarista de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, de venderle el Domo de Hierro al gobierno de Volodimir Zelénski de Ucrania.
La actual coalición de gobierno en Israel, especialmente los sectores que responden a Lapid, mantienen una estrecha alianza con el Partido Demócrata y, particularmente, con Joe Biden. Por lo que esta decisión tomó por sorpresa a la Casa Blanca que ya daba por hecho la venta.
Presuntamente, Israel bloqueó la venta para evitar el enojo ruso, en pleno conflicto entre Ucrania y Rusia por la región de Donbas. Por alguna razón, Bennett y Lapid priorizaron esta vez su relación con Putin que con Biden.
Los israelíes pudieron interponerse en la venta ya que el Domo de Hierro se trata de una tecnología desarrollada en Israel con apoyo científico y económico estadounidense, por lo que la venta del mismo requiere de la aprobación de ambos, tanto si Estados Unidos quiere vendérselo a otro país, como si Israel quisiese hacerlo.
Funcionarios de Kiev habrían estado gestionando la compra de múltiples plataformas de lanzamiento de misiles de Domo de Hierro desde el año pasado, antes del renovado conflicto con Rusia, y no había indicaciones de que Israel fuera a bloquearlo.
Sin embargo, era esta semana cuando la venta estaba lista para concretarse, y el hecho de encontrarse en medio de una escalada de tensiones con 100.000 tropas rusas en la frontera con Ucrania, llevó a que Bennett rechazara en una carta dirigida a Biden la operación.
El Estado judío necesita asegurar la bonanza de sus relaciones con Rusia por su fuerte influencia en el tablero del Medio Oriente, y especialmente en Siria, país fronterizo y con alta capacidad militar.
La venta por parte de Estados Unidos está sujeta a la aprobación también del Congreso norteamericano, lugar donde se esperaba que tanto los legisladores demócratas como los republicanos hubiesen apoyado la transferencia.