La Policía de Nicaragua impuso el arresto domiciliario al obispo de Matagalpa Rolando Álvarez, y envió a una prisión policial a varios de sus colaboradores tras acusarlo de incitar al odio y organizar grupos violentos. Las detenciones son el colofón de semanas de creciente tensión entre la Iglesia católica y el gobierno de Daniel Ortega.
En un comunicado la policía informó que realizó un operativo en la Curia episcopal de Matagalpa, en el norte del país, y trasladó a Managua a Álvarez y a sus acompañantes para realizar “indagaciones de ley”. No precisó cuántos eran los otros detenidos ni dio detalles de su identidad.
La población católica de Nicaragua denunció que la Policía de ese país asaltó el Palacio Episcopal de la Diócesis de Matagalpa y arrestó al obispo Rolando Álvarez, así como a siete de sus colaboradores, quienes se encontraban recluidos y secuestrados en la iglesia local desde el 4 de agosto pasado.