EL DOCTOR AYES Y SUS COSAS 

Por Juan de Dios Ardón Ordoñez. Abogado y Poeta Olanchano.

En Plena campaña Política nos encontrábamos inmersos, luchando por la primera magistratura de la nación a favor de José Manuel Zelaya Rosales “La Esperanza de Honduras” y con el entonces Alcalde de Juticalpa, José Rubén Henríquez Ordoñez en búsqueda de una curul en el Soberano Parlamento Nacional, en una de esas tardes de aguerridos discursos, tendenciosos unos, propositivos otros y algunos preñados de populismo, vulgaridad, ofensa y sarcasmo, pero discursos al fin que explotan los aplausos y los vivas a cual mejor. Infaltable la presencia de el “Indio de Acero” Arnulfo Miralda Bueso, Melchor Rubí Rivera, Justo René Martínez y otros conspicuos liberales, amen, de una reunión multitudinaria que falto tiempo para atender a la concurrencia que vitoreaba la victoria próxima del Poder Ciudadano.

En eso estaban y estábamos cuando se acercó a nosotros cual oso gris retador pero esbozando una enorme sonrisa, casi como siempre en su rostro, el Doctor Gustavo Adolfo Ayes Mejía quien cogiendo del hombro al Alcalde se le acercó al oído; Mi joven y querido Alcalde – dijo Quiero de usted, un favor especial y personal.

Dígame Doctor! Respondió Rubencito, Figúrese Alcalde que en mis bohemias tardes he conocido y alternado con una señora que responde al patronímico de Purificación María Medina, quien se ha convertido en amiga y confesionaria, ella tiene su ventesita de alcoholito y una que otra chuchería, pero no gana lo bastante como para tributar lo que corresponde, le solicito el favor de apoyarle en lo que se pueda para bienestar de ella y quienes esporádicamente le visitamos.

No se hable más! Dijo el Alcalde, !Juan de Dios! Llamó en voz alta, !Diga Señor Alcalde… en que puedo servir? Estando ya al frente de los interlocutores, me explico el Alcalde la pretensión del Doctor Ayes y dijo…. Manténgase pendiente Abogado! Y usted Doctor por cualquier cosa, al enviarme la señora, mándeme unas TRES PALABRITAS para acordarme de que se trata.

Muy bien Rubencito, de ante mano muy agradecido, sentencio Ayes y se retiro saludando con abrazos y besos conforme al sexo de la concurrencia.

Pasaron exactamente dos días, cuando una señora humildemente vestida, muy lucida ella, llego sonriendo al Cabildo y pidió audiencia con el Señor Alcalde hasta donde fue conducida por la Secretaria María Martínez con una amabilidad encomiable y en cinco minutos el Alcalde me convocaba a su Despacho- Abogado venga a mi oficina- haciendo uso de los primeros aparatos de telefonía celular que recién estrenábamos – Ya llego señor- contesté y emprendí escaleras arriba.

Al estar frente al Presidente Municipal me mostró un trozo de papel y me dijo….- Abogado proceda, el Doctor Ayes fue muy cumplido con su misiva y aquí está la señora que nos pidió que ayudáramos, al recibir el trozo de papel en mis manos lo desdoble comprobando la sencillez, sinceridad y austeridad del Dr.- en el papel solo había escrito tres palabras como el Alcalde había solicitado…… “HE AHÍ PURITA”