Por VOA
El número de víctimas mortales del devastador terremoto que asoló el sur de Turquía y Siria se elevó el martes a más de 7.800 personas, mientras los equipos de rescate trabajaban contrarreloj en las duras condiciones invernales para salvar a la personas atrapadas bajo los escombros.
El presidente Tayyip Erdogan declaró el martes el estado de emergencia en 10 provincias turcas devastadas por dos terremotos que causaron más de 7.200 muertos y dejaron un rastro de destrucción en una amplia zona del sur de Turquía y la vecina Siria.
A medida que la magnitud de la catástrofe se hacía más evidente, el número de víctimas mortales parecía que iba a aumentar considerablemente. Un funcionario de las Naciones Unidas dijo que se temía que miles de niños hubieran muerto.
Después de una noche en la que las temperaturas cayeron cerca del punto de congelación, el martes trajo más sismos con más de 20 de magnitud 4.0 o más sacudiendo el área a lo largo de la frontera entre los dos países.
Países de todo el mundo enviaron equipos para asistir en las tareas de rescate y la agencia de gestión de desastres de Turquía dijo que sobre el terreno había ya más de 24.400 efectivos de emergencias. Pero ante la inmensidad del territorio afectado por el temblor de la víspera y con cerca de 6.000 edificios derrumbados solo en el país, sus esfuerzos se han visto desbordados
Los intentos de dar con más sobrevivientes se veían obstaculizados también por las gélidas temperaturas y las cerca de 200 réplicas, que sumaron peligrosidad a la búsqueda entre las inestables estructuras.