Una nueva orden de los talibanes prohíbe que las mujeres trabajen para la ONU o cualquier organización no gubernamental en Afganistán. António Guterres afirma que esto socava la labor de las agencias que asisten a las personas más necesitadas.
Los talibanes ordenaron el sábado que todas las ONG nacionales e internacionales suspendieran el trabajo de las mujeres con el argumento de haber recibido “quejas graves” sobre su forma de vestir.
El Secretario General de las Naciones Unidas afirmó que se trata de una medida que socava los esfuerzos de numerosas agencias que trabajan en ese país para ayudar a la población más vulnerable, sobre todo las mujeres y los niños.
En un comunicado, António Guterres expresó profunda consternación y reiteró que todas las mujeres tienen derecho a participar en el mundo laboral para contribuir al bien común.
La nueva restricción llega menos de una semana después de que las autoridades de facto afganas prohibieran el acceso de las mujeres a las universidades, suscitando la condena de la ONU y algunas protestas en ciertos lugares de Afganistán.
Guterres subrayó que las agencias de las Naciones Unidas y sus socios -que incluyen a ONG nacionales e internacionales- socorren a más de 28 millones de afganos que dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir.
“La entrega efectiva de asistencia humanitaria requiere del acceso pleno, seguro e irrestricto de todos los trabajadores humanitarios, incluidas las mujeres. La prohibición de que trabajen con la comunidad internacional para salvar vidas y medios de vida en su país causará un mayor sufrimiento entre el pueblo afgano”, concluyó el titular de la ONU.
El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) se aunó a la indignación por el nuevo atropello contra las mujeres afganas, condenando firmemente el decreto.
“Excluir a las mujeres del trabajo humanitario y de la educación es una “violación flagrante de los derechos humanos y de las leyes internacionales”, puntualizó el organismo.
Añadió que, al margen de ser un abuso, la medida tendrá consecuencias desastrosas en la salud, la nutrición, la educación y la protección de la población en general y de los niños en particular.
UNICEF, que actualmente asiste a 19 millones de personas, diez millones de ellas menores de edad, apeló a los talibanes a revertir inmediatamente estas restricciones y a permitir el regreso de las niñas y jóvenes a las escuelas y de las mujeres al trabajo humanitario.