Buenas tardes. Siéntense por favor. Vengo a Israel con un mensaje único: No están solos. No están solos.
Mientras los Estados Unidos sigan en pie, y seguiremos en pie para siempre, no dejaremos que nunca estén solos.
Lo que es más importante, el … Sé que el reciente ataque terrorista contra el pueblo de esta nación ha dejado una profunda, profunda herida.
Más de 1.300 israelíes inocentes muertos, entre ellos al menos 31 ciudadanos estadounidenses, por el grupo terrorista Hamás.
Cientos, cientos de jóvenes en un festival de música de, el festival era por la paz, por la paz, tiroteados mientras corrían por sus vidas.
Decenas de inocentes, desde bebés hasta abuelos ancianos, israelíes y estadounidenses, tomados como rehenes.
Niños degollados. Bebés degollados. Familias enteras masacradas.
Violaciones, decapitaciones, cuerpos quemados vivos.
Hamás cometió atrocidades que recuerdan los peores ataques de ISIS, desencadenando el mal puro y sin adulterar sobre el mundo.
No se puede racionalizar ni excusar. Punto.
La brutalidad que vimos calaría hondo en cualquier parte del mundo, pero cala más hondo aquí en Israel.
El 7 de octubre, que era un día sagrado, una fiesta judía sagrada, se convirtió en el día más mortífero para el pueblo judío desde el Holocausto. Ha sacado a la superficie recuerdos dolorosos y cicatrices dejadas por milenios de antisemitismo y genocidio del pueblo judío.
El mundo observó entonces, lo sabía, y el mundo no hizo nada. No volveremos a quedarnos de brazos cruzados. Ni hoy, ni mañana, ni nunca.
A quienes viven en el limbo esperando desesperadamente conocer la suerte de sus seres queridos, especialmente a las familias de los rehenes: No están solos.
Estamos trabajando con socios de toda la región, buscando todas las vías posibles para traer a su país a quienes están cautivos de Hamás.
No puedo hablar públicamente de todos los detalles, pero permítanme asegurarles: Para mí, como presidente estadounidense, no hay mayor prioridad que la liberación y el retorno seguro de todos estos rehenes.
A aquellos que lloran la pérdida de un hijo, un padre, un cónyuge, un hermano, un amigo, sé que sienten como si tuvieran el pecho perforado en el centro. Se siente como si lo succionaran a uno.
El remordimiento del superviviente, la ira, las cuestiones de fe en tu alma.
El comienzo … mirar fijamente esa silla vacía, durante el Shiva. El primer Sabbath sin ellos.
Son las cosas cotidianas, las pequeñas cosas las que más se echan de menos.
El olor al abrir la puerta del armario. El café de la mañana que compartían.
La curva en su sonrisa, el tono perfecto de la risa de ella, la risilla de tu hijo pequeño, el bebé.
Para quienes han perdido a seres queridos, esto es lo que sé: Nunca se habrán ido de verdad. Hay algo que nunca se pierde del todo: su amor por ellos y el amor de ellos por ti.
Y les prometo que algunos días irán caminando y dirán: “¿Qué querría ella o él que hiciera?”. Sonreirán cuando pasen por un lugar que les recuerde a ellos. Ahí es cuando lo sabrán, cuando una sonrisa se asome a los labios antes que una lágrima a los ojos, ahí es cuando sabrán que lo van a superar.
Eso es lo que les dará la fortaleza para encontrar la luz en las horas más oscuras, cuando los terroristas creían que podían derribarlos, doblegar su voluntad, quebrar su determinación. Pero nunca lo hicieron, y nunca lo harán.
En cambio, vimos increíbles historias de heroísmo y valentía de israelíes que se cuidaban unos a otros.
Vecinos que formaban grupos de vigilancia para proteger su kibutz, que abrían sus casas para acoger a los supervivientes.
Soldados retirados corriendo de nuevo hacia el peligro.
Médicos civiles volando en misiones de rescate. Y médicos fuera de servicio en el festival musical atendiendo a los heridos antes de convertirse en víctimas.
Voluntarios recuperando los cuerpos de los muertos para que las familias pudieran enterrar a sus seres queridos de acuerdo con la tradición judía.
Reservistas dejando atrás a sus familias, sus lunas de miel, sus estudios en el extranjero sin dudarlo.
Y mucho más.
El Estado de Israel nació para ser un lugar seguro para el pueblo judío del mundo. Por eso nació. Hace tiempo que lo digo: Si Israel no existiera, tendríamos que inventarlo.
Y aunque hoy no lo parezca, Israel debe volver a ser un lugar seguro para el pueblo judío. Y se lo prometo: Haremos todo lo que esté en nuestra mano para asegurarnos de que así sea.
Hace 75 años, solo 11 minutos después de su fundación, el presidente Harry S. Truman y los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera nación en reconocer a Israel. Hemos estado a su lado desde entonces, y vamos a estar a su lado ahora.
Mi Administración ha estado en estrecho contacto con sus dirigentes desde los primeros momentos de este ataque, y vamos a asegurarnos de que tenemos… de que tienen, lo que necesitan para proteger a su pueblo, para defender a su país.
Durante décadas, hemos garantizado la ventaja militar cualitativa de Israel. Y a finales de esta semana, voy a pedir al Congreso de los Estados Unidos un paquete de apoyo sin precedentes para la defensa de Israel.
Vamos a mantener la “cúpula de hierro” totalmente abastecida para que pueda seguir vigilando los cielos israelíes, salvando vidas israelíes.
Hemos trasladado activos militares estadounidenses a la región, incluido el posicionamiento del grupo de ataque del portaaviones USS Ford en el Mediterráneo Oriental, con el USS Eisenhower en camino, para disuadir, disuadir, nuevas agresiones contra Israel y evitar que este conflicto se extienda.
El mundo sabrá que Israel es, Israel es más fuerte que nunca.
Y mi mensaje a cualquier Estado o cualquier otro actor hostil que esté pensando en atacar a Israel sigue siendo el mismo que hace una semana: No lo hagan. No lo hagan. No lo hagáis.
Desde que este ataque terrorista, atentado terrorista, tuvo lugar, lo hemos visto descrito como el 11 S (Once de Septiembre) de Israel. Pero para una nación del tamaño de Israel, fue como 15 veces el 11 S. La escala puede que sea diferente, pero estoy seguro de que esos horrores han tocado algún tipo de sentimiento primario en Israel, al igual que ocurrió y se sintió en Estados Unidos.
Conmoción, dolor, rabia, una rabia que todo lo consume. Lo entiendo, y muchos estadounidenses lo entienden.
No pueden ver lo que les ha ocurrido aquí a sus madres, padres, abuelos, hijos, hijas, niños, incluso bebés, y no gritar pidiendo justicia. Hay que hacer justicia.
Pero les advierto: Aunque sientan esa rabia, no se deje consumir por ella.
Tras el 11 S, en Estados Unidos estábamos enfurecidos. Y aunque buscamos justicia y obtuvimos justicia, también cometimos errores.
Soy el primer presidente estadounidense que visita Israel en tiempo de guerra.
He tomado decisiones en tiempos de guerra. Sé que las opciones nunca son claras ni fáciles para los dirigentes. Siempre hay costos.
Pero requiere ser decidido. Requiere hacer preguntas muy difíciles. Requiere claridad sobre los objetivos y una evaluación sincera sobre si el camino que se está siguiendo alcanzará esos objetivos.
La inmensa mayoría de los palestinos no son de Hamás. Hamás no representa al pueblo palestino.
Hamás utiliza a inocentes, a familias inocentes de Gaza, como escudos humanos, colocando sus centros de mando, sus armas, sus túneles de comunicaciones en zonas residenciales.
El pueblo palestino también está sufriendo mucho. Lloramos la pérdida de vidas palestinas inocentes. Como a todo el mundo, me indignó y entristeció la enorme pérdida de vidas que se produjo ayer en el hospital de Gaza.
Basándonos en la información que hemos visto hasta la fecha, parece ser el resultado de un cohete errante disparado por un grupo terrorista de Gaza.
Estados Unidos defiende inequívocamente la protección de la vida de los civiles durante los conflictos, y lo lamento, lo lamento de verdad por las familias que han muerto o han resultado heridas en esta tragedia.
La población de Gaza necesita alimentos, agua, medicinas y refugio.
Hoy he pedido al gabinete israelí, con el que me he reunido esta mañana, que acepte la entrega de ayuda humanitaria vital a los civiles de Gaza. Sobre la base del entendimiento de que habrá inspecciones y de que la ayuda debe ir a los civiles, no a Hamás, Israel acordó que la ayuda humanitaria puede comenzar a trasladarse de Egipto a Gaza.
Permítanme ser claro: si Hamás desvía o roba la ayuda, estarán demostrando una vez más que no tienen ningún interés en el bienestar del pueblo palestino, y por ello acabará. Como asunto práctico hará que la comunidad internacional no pueda proporcionar esa ayuda.
Estamos trabajando en estrecha cooperación con el gobierno de Egipto, las Naciones Unidas y sus agencias, como el Programa Mundial de Alimentos, y otros asociados en la región para lograr el paso de los camiones por la frontera lo más pronto posible.
Por separado, he transmitido a Israel la demanda de la comunidad mundial para que la Cruz Roja Internacional pueda visitar a los rehenes. He señalado que Estados Unidos lo apoya plenamente, una justa demanda que Estados Unidos apoya plenamente.
También hoy estoy anunciando nueva financiación de Estados Unidos por valor de 100 millones de dólares para ayuda humanitaria tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania. Este dinero será para el apoyo a más de un millón de desplazados y de los palestinos afectados por el conflicto, incluyendo necesidades de emergencia en la Franja de Gaza.
Ustedes son un Estado judío. Ustedes son un Estado judío, pero también una democracia. Y como Estados Unidos, no viven con las reglas de los terroristas. Ustedes viven en el Estado de derecho. Y cuando los conflictos estallan, viven según las leyes de la guerra.
Lo que nos distingue de los terroristas es que nosotros creemos en la dignidad fundamental de cada vida humana: israelí, palestina, árabe, judía, musulmana, cristiana; de todos.
Uno no puede renunciar a lo que lo hace a uno. Si renuncian, entonces ganan los terroristas. Y nunca podremos permitir que ganen.
Ustedes saben que Israel es un milagro, un triunfo de la fe, la determinación y la resiliencia ante dolor y pérdidas inmensos.
Recuerden al 7 de octubre, la festividad judía en que se lee acerca de la muerte de Moisés. Un relato trágico de una pérdida profunda para una nación entera. Una muerte que lo habría dejado desvalido, sin esperanza en el corazón de una nación entera, entera.
Pero aunque Moisés muriera, su recuerdo, su mensaje, sus lecciones han perdurado por generaciones en el pueblo judío como en muchos otros, así como la memoria de sus seres queridos también perdurará.
Luego de leer el relato de la muerte de Moisés, aquellos quienes observan la festividad comienzan con la lectura del Torá desde el principio mismo. El relato de la creación nos recuerda dos cosas: Primero, que cuando caemos golpeados nos levantamos y comenzamos de nuevo. Y segundo, cuando nos enfrenta la tragedia y la pérdida debemos retornar al principio para recordar quienes somos.
Que todos somos seres humanos creados en la imagen de Dios, con dignidad, humanidad y propósito. En la oscuridad para ser la luz para el mundo y eso es lo que somos nosotros.
Ustedes inspiran la esperanza y la luz para muchos en todo el mundo. Es eso lo que los terroristas quieren destruir, porque ellos viven en la oscuridad, pero no ustedes, no Israel.
Las naciones con conciencia como Estados Unidos e Israel no se miden solamente por el ejemplo de su poder. A nosotros se nos mide por el poder de nuestro ejemplo.
Es por ello que por más difícil que sea, debemos seguir buscando la paz. Debemos seguir buscando la senda para que Israel y el pueblo palestino puedan vivir ambos a salvo, con seguridad, con dignidad y en paz.
Para mí esto significa la solución de los dos estados.
Debemos seguir trabajando para una mayor integración de Israel con sus vecinos. Estos ataques no solamente han reforzado mi compromiso, determinación y mi voluntad para conseguir esto.
Estoy aquí para decirles a ustedes que los terroristas no han de ganar. La libertad ha de ganar.
Por ello permítanme terminar donde comencé. Israel, no estás solo. Estados Unidos se halla junto a ti.
Ya he contado esto antes pero lo repetiré, sobre mi primera reunión con un primer ministro israelí hace 50 años, siendo un joven senador. Estaba sentado frente a Golda Meir en el escritorio de su oficina. Y ella tenía a alguien llamado … uno que más tarde sería primer ministro sentado junto a mí, justo un poco antes de la guerra de Yom Kippur de 1973.
Mientras observaba los mapas de arriba a abajo, hablaba de lo mal que estaban las cosas y de lo terrible que eran. De pronto me miró y me preguntó “¿le gustaría una fotografía?”.
Y yo la miré y ella se levantó de su escritorio y se dirigió a un pasillo, creo que el piso era de mármol, salió caminando por el pasillo.
Salimos y había un montón de fotógrafos parados frente a nosotros. Estábamos de pie hombro con hombro.
Sin mirarme, ella me dijo, sabiendo que la escucharía, “¿por qué parece usted tan preocupado senador Biden?” Y yo respondí “¿preocupado? Claro, por supuesto que estoy preocupado”. Y ella me miró y, … no miró, dijo “nosotros, no se preocupe, senador, nosotros los israelíes tenemos un arma secreta. No tenemos otro lugar a donde ir”.
Bueno, hoy le digo a todo Israel: Estados Unidos tampoco se va a ningún lugar. Hemos de estar junto a ustedes. Hemos de caminar junto a ustedes en esos días oscuros y hemos de caminar junto a ustedes en los días buenos que llegarán. Y han de llegar.
Como dicen ustedes en hebreo, que no intentaré repetir porque soy un pésimo lingüista, lo diré en inglés: “El pueblo de Israel vive. El pueblo de Israel vive”.
Israel estará a salvo, seguro, un Estado judío y democrático, hoy, mañana y siempre.
Que Dios proteja a todos quienes trabajan por la paz. Que Dios salve a quienes todavía se hallan en peligro.
Muchas gracias.