Entre la semana epidemiológica (SE) 1 y la SE 15 del 2025, se han notificado 189 casos humanos confirmados de fiebre amarilla en cuatro países de la Región de las Américas, de los cuales 74 han resultado fatales.
Estos casos de fiebre amarilla han sido reportados en: el Estado Plurinacional de Bolivia, con dos casos incluyendo un caso fatal; Brasil con 102 casos, incluyendo 41 casos fatales; Colombia con 53 casos, incluyendo 21 casos fatales; y Perú con 32 casos, incluyendo 11 casos fatales.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha emitido una nueva alerta epidemiológica debido al incremento de casos de fiebre amarilla en las Américas durante los primeros meses de 2025. El número de casos humanos confirmados hasta el 22 de marzo ha más que duplicado el total registrado en todo 2024, lo que genera preocupación por una posible expansión de la enfermedad.
En los primeros casi tres meses de 2025, se han confirmado 131 casos humanos, con 53 fallecimientos. En comparación, en todo el 2024 se reportaron 61 casos, de los cuales 30 fueron fatales. Los casos se reportaron en Bolivia (1 caso, 1 fallecimiento), Brasil (81 casos, 31 fatales), Colombia (31 casos, 13 fallecimientos) y Perú (18 casos, 8 fatales), con casos notificados fuera de la región amazónica, tradicionalmente afectada.
En particular, se destacan los casos nuevos desde octubre de 2024 en el departamento de Tolima, Colombia, lo que evidencia la aparición del virus en áreas geográficas no afectadas en años anteriores. En estas zonas, actividades laborales como la agricultura representan un factor de riesgo de exposición al virus. El aumento de nuevos casos y su expansión resaltan la urgencia de fortalecer las medidas de vigilancia, prevención y control para contener la enfermedad.
Por otro lado, la situación epidemiológica en el estado de São Paulo, Brasil, con 34 casos y 19 fallecimientos, genera preocupación debido a su proximidad con centros urbanos densamente poblados, lo que aumenta el riesgo de un brote más amplio.
La fiebre amarilla es una enfermedad viral grave transmitida por mosquitos que puede ser mortal y que es prevenible mediante la vacunación. La gran mayoría de los casos detectados corresponden a personas no vacunadas.
En la alerta emitida el 27 de marzo, la OPS insta a intensificar la vacunación en zonas de riesgo, buscando coberturas homogéneas superiores al 95%. La vacunación es la herramienta más eficaz contra la enfermedad. Además, recomienda a los países revisar sus reservas de vacunas, contar con planes de respuesta rápida ante brotes y asegurar que los viajeros a áreas endémicas estén informados y vacunados.
Desde la epidemia de fiebre amarilla en Brasil entre 2016 y 2018, la amenaza para la salud pública de la enfermedad ha resurgido en las Américas. El virus de la fiebre amarilla se mantiene en un ciclo selvático entre algunas especies de mosquitos y primates no-humanos de 13 países y territorios de la región. Desde 1960, ha causado 9.591 casos en humanos y 3.444 muertes.
En febrero pasado, basándose en el aumento de casos en varios países durante los últimos meses de 2024 y las primeras semanas de 2025, la OPS publicó una evaluación de riesgos en la que consideró que el riesgo de brotes de fiebre amarilla en la región es alto.
La fiebre amarilla es una enfermedad viral hemorrágica aguda que es endémica en áreas tropicales de África y de América Central y del Sur. El «amarillo» en el nombre de fiebre amarilla se refiere a la ictericia que afecta a algunos pacientes.
Los casos pueden ser difíciles de distinguir de otras fiebres hemorrágicas virales como el arenavirus, hantavirus o dengue.
La fiebre amarilla es una enfermedad de alto impacto y alta amenaza, con riesgo de propagación internacional, representando una posible amenaza para la seguridad sanitaria global. Grandes epidemias de fiebre amarilla ocurren cuando personas infectadas introducen el virus en áreas densamente pobladas con alta densidad de mosquitos y donde la mayoría de las personas tienen poca o ninguna inmunidad, debido a la falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados de la especie Aedes aegypti transmiten el virus de persona a persona.
Fiebre amarilla en las Américas
En siglos pasados (del XVII al XIX), la fiebre amarilla fue transportada a América del Norte y Europa, causando grandes brotes que interrumpieron economías, desarrollo y, en algunos casos, diezmaron poblaciones.
Desde 1970, la fiebre amarilla ha resurgido como una amenaza para la salud pública en las Américas. La enfermedad es endémica en territorios y regiones de 13 países y territorios en América Central y del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Panamá, Paraguay, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago, y Venezuela), causando brotes y muertes. En 2014, el virus se propagó más allá de la cuenca del Amazonas. Algunos atribuyen esta propagación a cambios en los mosquitos y los humanos.
Desde los últimos meses del 2024 se ha registrado un aumento en los casos humanos de fiebre amarilla confirmados en varios países de la región. En 2025, se ha observado un cambio en la distribución geográfica de la enfermedad. Mientras que en 2024 los casos se concentraron principalmente en la región amazónica, en 2025 la enfermedad comenzó a extenderse a áreas fuera de esta zona.
Qué hace la OPS
La OPS/OMS ha preparado directrices para su uso a nivel distrital y nacional, incluyendo definiciones de casos, instrucciones para la recolección de muestras y pruebas de laboratorio, manejo clínico, inmunización y para la gestión de los esfuerzos de control.
La OPS/OMS proporciona colaboración técnica directa en estos componentes y ha desarrollado un mapa detallado de las áreas de riesgo de fiebre amarilla en América del Sur y Panamá, basado en las condiciones ambientales asociadas.
La fiebre amarilla tiene un estatus único en el Reglamento Sanitario Internacional (2005), que establece los requisitos para la prueba de vacunación para las personas que viajan a países específicos o ingresan a algunos países desde un área donde la fiebre amarilla es endémica.
La OPS/OMS promueve campañas de vacunación preventiva masiva durante los períodos interepidémicos.