El aspirante a la presidencia de la república de El Salvador, Luis Parada, en una carta pública posteada en sus redes sociales señaló que su país no tendrá Presidente a partir del 1 de junio de 2024. Lo que tendrá será un usurpador inconstitucional. sentenció el político opositor.
continuó revelando que, Nayib Bukele se convirtió en dictador en el año 2021, cuando tomó el control absoluto de la Asamblea Legislativa, gracias a su pacto criminal con las pandillas. Con esa mayoría ilegítima, Bukele tomó el control de la Corte Suprema de Justicia, de la Fiscalía General de la República, de todo el órgano judicial y de todas las instituciones del Estado que debían ser independientes. En ese momento se convirtió en dictador.
A partir del 1 de junio de 2024, Nayib Bukele continuará siendo un dictador . . . pero ya no será Presidente.
Nayib Bukele será un usurpador inconstitucional porque la Constitución de El Salvador, esa misma Constitución que Bukele juró cumplir hace cinco años, prohibe la reelección presidencial inmediata. Eso era suficiente para que el TSE ni siquiera inscribiera su candidatura, pero lo hizo.
Como si eso fuera poco, a pesar de que Bukele dice ser muy popular, Bukele cometió fraude electoral en las elecciones presidenciales y legislativas del 4 de febrero. Eso era suficiente para que el TSE declara la nulidad de las elecciones e iniciara el proceso de cancelación del partido Nuevas Ideas por haber cometido fraude electoral. Pero no lo hizo.
Y como si eso no fuese suficiente, Bukele violó otra prohibición constitucional, que sus magistrados, el TSE y él mismo habían reconocido que era prohibido: Bukele continuó ejerciendo abiertamente la presidencia de la República dentro de los seis meses antes del 1 de junio de 2024. Eso era suficiente para que el TSE le retirara las credenciales, pero no lo hizo.
El TSE se mantuvo sumiso a Bukele y como resultado El Salvador no tendrá Presidente a partir del 1 de junio de 2024.
¿Qué debemos hacer los ciudadanos salvadoreños ante esta situación?
La Constitución nos da la respuesta.
El Artículo 88 de la Constitución dice que la violación de la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República—que es lo que va a suceder el 1 de junio de 2024—obliga a la insurrección. No solo la permite, sino que la obliga.
Pero no estamos hablando de una insurrección armada.
El Artículo 87 de la Constitución reconoce el derecho del pueblo a la insurrección con el único objeto de restablecer el orden constitucional que ha sido alterado, separando de sus cargos a los funcionarios que hubiesen transgredido ese orden constitucional.
Así es que en nuestro carácter de ciudadanos salvadoreños, es nuestra obligación desconocer al usurpador inconstitucional y a su gabinete de gobierno igualmente ilegítimo, hasta que ese gobierno y todos los que apoyaron la reelección inconstitucional, caigan.
Lo primero es no llamarle “Presidente” al dictador usurpador inconstitucional. Llámele cono usted quiera, pero no le diga “Presidente”, porque no lo merece y no lo será a partir del 1 de junio de 2024.
Lo segundo es continuar denunciando públicamente la ilegitimidad de este gobierno y sus graves violaciones a los derechos humanos.
Asimismo, recordémosle a los gobiernos extranjeros, inversionistas e instituciones financieras internacionales, que otorguen préstamos a este gobierno ilegítimo sin exigirle las garantías de transparencia y honestidad absoluta en TODOS los gastos públicos, lo hacen asumiendo el riesgo de que esos préstamos o inversiones no sea reconocidos como legítimos cuando este gobierno caiga.
Finalmente, colaboremos con otros buenos salvadoreños que deseen estar listos para la transición hacia una democracia constitucional después que este gobierno usurpador inconstitucional, caiga.
Y digo “caiga” porque ya demostraron que, voluntariamente, no se van a ir.
Los resultados de la elección presidencial del 4 de febrero no son confiables ni fidedignos sobre ningún candidato porque las papeletas de todos los candidatos fueron cambiadas y los resultados fueron alterados a capricho y conveniencia del dictador. Nunca sabremos cuántos votos en realidad obtuvo cada candidato. Todas las papeletas de todos los candidatos estaban sin doblar. Es decir, las verdaderas papeletas habían sido extraídas y sustituidas con papeletas falsas.