El Secretario General delinea cinco grandes emergencias mundiales y llama a resolverlas

“El COVID sigue trastornando vidas, planes y esperanzas. La única certeza es más incertidumbre. Mientras tanto, las desigualdades crecen. La inflación está aumentando. La crisis climática, la contaminación y la pérdida de biodiversidad continúan. Nos enfrentamos a un caldero de inestabilidad política y feroces conflictos. La desconfianza entre las potencias mundiales está alcanzando un punto álgido. Y la supercarretera de la información se atasca de odios y mentiras, dando oxígeno a los peores impulsos de la humanidad”, advirtió este viernes el Secretario General de las Naciones Unidas.

António Guterres presentó este viernes ante el pleno de la Asamblea General de la Organización las prioridades de su agenda de trabajo para 2022 para abordar “cinco alarmantes incendios globales que requieren la movilización completa de todos los países”.

La pandemia

En su trazo de las cinco grandes emergencias que aquejan al mundo, Guterres colocó en primer lugar la pandemia de COVID-19, alertando de la posibilidad de que la variante del coronavirus que siga a ómicron puede ser peor y reiterando la urgencia de detener los contagios sin valerse de este objetivo para socavar los derechos humanos.

“Además, los gobiernos han impuesto restricciones desproporcionadas que penalizan a los países en desarrollo, estableciendo un tipo de ´apartheid´ de viajes”, dijo y agregó que las medidas que se tomen deben basarse en la ciencia y el sentido común.

Tras resaltar la eficacia de las vacunas contra el coronavirus, denunció una vez más la desigualdad de acceso a la inmunización debida al acaparamiento de los países ricos: “La tasa de vacunación en las naciones de renta alta es siete veces mayor que la de los países africanos. (…) Los fabricantes producen 1500 millones de dosis mensuales, pero la distribución es escandalosamente desigual”.

Sistema financiero

En segundo lugar, Guterres listó la necesidad imperiosa de reformar un sistema financiero global “moralmente corrupto, que favorece a los ricos y castiga a los pobres” pese a que una de sus funciones principales es asegurar la estabilidad, apoyando a las economías durante los impactos financieros.

Pero el sistema ha fallado frente al fuerte impacto de la pandemia, acotó, subrayando la recuperación desigual debida a una inversión desigual, en la que los países de renta baja crecen al ritmo más lento en una generación y muchas economías de ingresos medios no son aptos para un alivio de deuda aunque la pobreza aumente y se agudice el efecto de la crisis climática en su territorio.

Citó la inflación récord, las alzas de precio de la energía y las altas tasas de interés “de extorsión” como factores de alto riesgo para los más pobres y vulnerables, y aseveró que la inequidad entre los países industrializados y en desarrollo es una receta para la inestabilidad, la crisis y la migración.

El Secretario General también embistió contra las calificadoras de crédito, que se han convertido en quienes toman las decisiones. Esas agencias “deben ser responsables y transparentes”, recalcó, enfatizando la importancia de la redistribución de los recursos.

Crisis climática

La batalla por mantener viva la meta de calentamiento del planeta en 1,5º grados Celsius para fin de siglo es la tercera gran emergencia y se ganará o perderá en esta década, cuando ya la Tierra ha alcanzado temperaturas 1,2º por encima de los niveles preindustriales.

El titular de la ONU habló de los golpes devastadores debidos al cambio climático, que en 2020 obligaron a 30 millones de personas a huir de sus hogares, una cantidad tres veces mayor que las guerras y la violencia.

“Los números no mienten, necesitamos reducir un 45% las emisiones globales para 2030 si queremos llegar a la neutralidad del carbono a mediados de siglo”, puntualizó, recalcando la catástrofe que habrá si no se logra.

Ciberespacio

La cuarta prioridad del mundo tiene que ver con un campo en el que prácticamente no existe gobernanza mundial: la tecnología.

Guterres consideró que la humanidad debe estar en el centro de la tecnología y que ésta no debe usar a las personas, sino a la inversa, ésta debería ser una herramienta benéfica para todos.

 “Si se gobierna adecuadamente, las oportunidades son extraordinarias, especialmente si podemos garantizar una conectividad a internet segura y protegida. Pero el creciente caos digital beneficia a las fuerzas más destructivas y niega oportunidades a la gente común”, indicó.

Reflexionó también sobre los riesgos que corren las personas al acceder al ciberespacio, como son el uso indebido de datos, la información incorrecta y los delitos cibernéticos, que se multiplican aceleradamente.

Conflictos violentos

Lograr la paz en el mundo es la otra gran emergencia en un momento en el que la humanidad encara el número más alto de conflictos violentos desde la formación de la ONU en 1945, año en que terminó la Segunda Guerra Mundial. “Los golpes militares volvieron y la impunidad empieza a reinar”, acotó Guterres.

“Las existencias de armas nucleares ahora superan 13.000, el nivel más alto en décadas. Los derechos humanos y el estado de derecho se encuentran bajo ataque. El populismo, el innatismo, la supremacía blanca y otras formas de racismo y extremismo están envenenando la cohesión social y las instituciones en todas partes. El retroceso de los derechos humanos, especialmente los derechos de las mujeres y las niñas, continúa”, deploró.