La sospechosa, que fue procesada sin prisión preventiva, trabaja en American Airlines desde hace más de 20 años; intentó explicar que llevaba monedas para donar y que los objetos de valor, valuados en US$ 212.363, secuestrados por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, eran parte de una herencia familiar que pretendía guardar en una caja de seguridad en los Estados Unidos.
Laura Diana S. tiene 58 años. Hace más de dos décadas que trabaja como azafata para American Airlines. Veintidós días atrás, cuando estaba en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza por embarcar en el vuelo AA900 que tenía como destino la ciudad de Miami, un control rutinario de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) descubrió en su equipaje de mano tres lingotes de oro, que pesaban 250 gramos cada uno; dos relojes, uno marca Audemars Piguet y el otro de la firma Rolex; un collar dorado, un brazalete, aros, tres pulseras, anillos, monedas y 11.413 dólares.
Su explicación fue que los objetos de valor secuestrados, valuados en US$ 212.363, eran parte de la herencia familiar y que, por la inseguridad del país, iban a ser guardados en una caja de seguridad de un amigo que vive en los Estados Unidos. Esa explicación no pudo ser comprobada. En las últimas horas, la mujer fue procesada sin prisión preventiva por el delito de intento de contrabando.
“De acuerdo a la prueba recolectada al presente, es probable y posible que la maniobra descubierta haya tenido lugar en diversas ocasiones en el pasado”, sostuvo el juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky en la resolución donde procesó a la azafata, a la que tuvo acceso LA NACION.
El día en que la azafata fue descubierta en su intento de contrabando era jueves y como explicó que todo lo secuestrado era parte de una herencia familiar, el juez Aguinsky le dio 48 horas para que junte la documentación correspondiente, pero en el momento de ser indagada no pudo justificar como propios ninguno de los elementos de valor decomisados.
En su resolución, el magistrado explicó que Laura Diana S. no es una pasajera ocasional y que, como trabaja en la misma línea aérea desde hace más de 20 años, donde registra un promedio de aproximadamente 80 horas mensuales en vuelos internacionales, conoce la normativa vigente y se encuentra capacitada y entrenada para hacer cumplir esas reglas a los demás.