La jornada del 26 de agosto permanecerá en la memoria de los americanos durante décadas. En el hasta ahora peor día de la Presidencia de Joe Biden, el Pentágono ha confirmado la muerte de 12 marines estadounidenses, víctimas de una cadena de atentados perpetrados por el autoproclamado Estado Islámico en Afganistán.
Han resultado heridos 15 soldados. Es la jornada más luctuosa para el Ejército de EEUU desde hace una década.
«No perdonaremos a quienes han perpetrado este ataque. No pararemos hasta que paguéis por ello», ha dicho el presidente en su alocución.
Ha identificado claramente al Estado Islámico del Jorasán como autor de estos ataques en Kabul. «No vamos a detenernos ante el terror. Continuaremos la evacuación». Ha añadido: «No van a intimidar a América».
Con determinación ha asegurado que saben dónde están quiénes han organizado estos atentados y que irán a por ellos.
No ha querido responsabilizar a los talibanes de los ataques. «Por interés propio a los talibanes les va bien que salga la gente cuanto antes. No es una cuestión de confianza sino de interés».
«Ha sido un día duro, estos militares son héroes que han dado la vida por otros en una operación de evacuación sin parangón en la Historia. Han hecho posible que miles puedan salir del país», ha dicho Biden, en su alocución.
«Son la inspiración de América», ha añadido, al trasladar su pésame por todas las víctimas. «Tenemos el corazón roto», ha dicho, recordando como su hijo también estuvo sirviendo a EEUU en misiones en el exterior. Ha pedido un minuto de silencio después de su emocionada alocución.